DR. EDUARDO RODITI
¿QUÉ ES EL GLAUCOMA?
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El glaucoma es una enfermedad ocular crónica que afecta el nervio óptico y puede provocar pérdida de visión irreversible si no se trata adecuadamente. Se caracteriza por un aumento de la presión intraocular, lo que causa daño progresivo en el nervio óptico.
Existen diferentes tipos de glaucoma, pero el más común es el glaucoma de ángulo abierto, que se desarrolla lentamente a lo largo del tiempo y generalmente no presenta síntomas evidentes en las etapas iniciales. Otras formas menos comunes incluyen el glaucoma de ángulo cerrado, que se caracteriza por un bloqueo repentino del flujo de líquido intraocular, y el glaucoma secundario, que puede ser causado por lesiones o enfermedades oculares preexistentes.
El principal factor de riesgo para desarrollar glaucoma es tener una presión intraocular elevada, aunque no todas las personas con presión alta desarrollarán glaucoma, y algunas personas con presión normal pueden desarrollar la enfermedad. Otros factores de riesgo incluyen antecedentes familiares de glaucoma, edad avanzada, miopía alta, diabetes, etnia, hipertensión arterial y enfermedades oculares preexistentes.
La detección temprana y el tratamiento oportuno son fundamentales para controlar el glaucoma y prevenir la pérdida de visión. Los exámenes de detección regulares con un oftalmólogo son importantes, especialmente si tienes factores de riesgo. El tratamiento puede incluir el uso de gotas para los ojos para reducir la presión intraocular, medicamentos orales, terapia láser o cirugía en casos más avanzados.
Es importante tener en cuenta que el glaucoma es una enfermedad crónica y progresiva, pero con un manejo adecuado, se puede retrasar su progresión y preservar la visión. Por lo tanto, es esencial seguir el plan de tratamiento recomendado por el oftalmólogo y asistir a revisiones periódicas para evaluar la presión intraocular y la salud ocular en general.
¿QUÉ ESTUDIOS SON NECESARIOS PARA DIAGNOSTICAR EL GLAUCOMA?
Para determinar si alguien tiene glaucoma, se realizan varios estudios y pruebas oculares que se complementan y son indispensables en el manejo completo de esta enfermedad. Estos son algunos de los principales:
1. Tonometría: Se utiliza para medir la presión intraocular. Existen diferentes métodos, como el tonómetro de aire, el tonómetro de aplastamiento o el tonómetro de no contacto.
2. Evaluación del nervio óptico: Se examina el aspecto del nervio óptico mediante la oftalmoscopia, que puede incluir el uso de una lente de aumento. Se busca cualquier signo de daño o cambio en la apariencia del nervio.
3. Campimetría: Se realiza para evaluar el campo visual. El paciente mira fijamente un punto central mientras se le presentan destellos de luz en diferentes áreas del campo visual. Esto permite detectar cualquier pérdida o alteración en la visión periférica.
4. Gonioscopia: Se utiliza para evaluar el ángulo de drenaje en el ojo. Se utiliza una lente especial llamada goniolente para examinar la estructura del ángulo iridocorneal y determinar si existe un bloqueo que pueda causar glaucoma de ángulo cerrado.
5. Paquimetría: Se mide el grosor de la córnea con un paquímetro. El espesor de la córnea puede influir en la lectura precisa de la presión intraocular.
El OCT (Tomografía de Coherencia Óptica) de la Capa de Fibras Nerviosas de la Retina (RNFL) y el OCT de la Capa de Células Ganglionares (GCL) son pruebas adicionales que se utilizan para evaluar el glaucoma y monitorear su progresión. Estas pruebas proporcionan imágenes de alta resolución de las capas de la retina y el nervio óptico, permitiendo una evaluación detallada de los cambios estructurales que pueden ocurrir en el glaucoma.
El OCT RNFL mide el grosor de la capa de fibras nerviosas de la retina, que está directamente relacionada con la salud del nervio óptico. Las mediciones del grosor de la RNFL pueden ayudar a identificar la pérdida temprana de fibras nerviosas y el daño ocular asociado al glaucoma.
El OCT GCL evalúa la capa de células ganglionares de la retina, que son las células responsables de transmitir la información visual al cerebro. Las mediciones del grosor de la GCL pueden ayudar a detectar y monitorear el daño específico de las células ganglionares en el glaucoma muy tempranamente.
Ambos estudios son útiles para complementar la evaluación clínica del glaucoma y brindar información detallada sobre la estructura y función de la retina y el nervio óptico. Estas pruebas son no invasivas y se realizan de manera rápida e indolora.
Estos son solo algunos de los estudios y pruebas que se pueden realizar para evaluar la presencia y el riesgo de glaucoma. Es importante tener en cuenta que cada caso es único, y el oftalmólogo determinará qué pruebas son más adecuadas según la situación clínica y los factores de riesgo de cada paciente. Si se sospecha de glaucoma, es fundamental buscar atención médica especializada para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
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