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¿QUÉ ES LA RETINOPATÍA DIABÉTICA?

Infórmate

La retinopatía diabética es una complicación de la diabetes que afecta los ojos. Ocurre cuando los niveles altos de azúcar en la sangre dañan los vasos sanguíneos en la retina, el tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo. La retinopatía diabética es una condición progresiva que puede llevar a la pérdida de la visión si no se trata.

Existen dos tipos principales de retinopatía diabética:

1. Retinopatía diabética no proliferativa (RDNP): En las etapas tempranas, los vasos sanguíneos en la retina pueden filtrar líquidos o pequeñas cantidades de sangre, lo que lleva a la formación de pequeñas hinchazones llamadas microaneurismas. A medida que la condición progresa, las paredes de los vasos sanguíneos pueden debilitarse, lo que provoca su bloqueo o ruptura. Esto puede resultar en la formación de áreas más grandes de hinchazón, conocida como edema macular, que puede afectar la visión central.

2. Retinopatía diabética proliferativa (RDP): En las etapas avanzadas, la falta de flujo sanguíneo adecuado hacia la retina estimula el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos anormales. Estos vasos frágiles tienen tendencia a filtrar sangre hacia el gel vítreo, la sustancia gelatinosa y transparente que llena el centro del ojo. La hemorragia puede dar lugar a la formación de tejido cicatricial, lo que puede hacer que la retina se desprenda, provocando una pérdida severa de la visión.

Los síntomas de la retinopatía diabética pueden incluir:

1. Visión borrosa o fluctuante.
2. Moscas volantes o manchas flotantes en el campo de visión.
3. Visión del color deteriorada.
4. Áreas oscuras o vacías en la visión.
5. Dificultad para leer o ver objetos con claridad.

Los exámenes oculares regulares son fundamentales para las personas con diabetes para detectar y controlar la progresión de la retinopatía diabética. Los oftalmólogos pueden realizar varios exámenes, como exámenes de dilatación ocular, tomografía de coherencia óptica (OCT) y angiografía con fluoresceína, para evaluar la extensión y gravedad de la afección.

Las opciones de tratamiento para la retinopatía diabética dependen de la etapa y gravedad de la enfermedad. La retinopatía diabética en etapa temprana puede no requerir un tratamiento inmediato, pero sí un seguimiento cercano. Si hay edema macular presente, pueden recomendarse tratamientos como la fotocoagulación con láser o inyecciones intravítreas de medicamentos anti-VEGF para reducir la hinchazón y prevenir una mayor pérdida de la visión.

En casos de retinopatía diabética proliferativa o retinopatía diabética no proliferativa avanzada, pueden ser necesarias intervenciones más extensas, como la cirugía de vitrect

omía. La vitrectomía implica la extracción del gel vítreo y del tejido cicatricial del ojo para mejorar la visión y estabilizar o reparar la retina.

El manejo de la diabetes a través del control adecuado del azúcar en la sangre, el manejo de la presión arterial y los chequeos médicos regulares es fundamental para prevenir y ralentizar la progresión de la retinopatía diabética. Es importante que las personas con diabetes trabajen en estrecha colaboración con su equipo de atención médica, que incluya oftalmólogos y endocrinólogos, para desarrollar un plan integral para el manejo de su condición y la protección de su visión.

SOY DIABÉTICO ¿CADA CUÁNTO ME TENGO QUE REVISAR LOS OJOS?

Se recomienda que los pacientes diabéticos se sometan a exámenes regulares de los ojos y la retina para controlar la progresión de la retinopatía diabética. La frecuencia de estos exámenes puede variar según las circunstancias específicas de cada individuo y la gravedad de su retinopatía diabética. Sin embargo, generalmente se sugieren las siguientes pautas:

1. Diabetes tipo 1: Por lo general, se aconseja a los pacientes con diabetes tipo 1 que se realicen su primer examen ocular completo dentro de los cinco años posteriores al diagnóstico de la diabetes. Después de eso, se recomiendan exámenes oculares anuales.

2. Diabetes tipo 2: Para los pacientes con diabetes tipo 2, generalmente se recomienda un examen ocular completo inicial en el momento del diagnóstico. Si no se encuentran signos de retinopatía, se pueden programar exámenes oculares posteriores cada 1-2 años. Sin embargo, si hay signos de retinopatía presente, es posible que se necesiten exámenes más frecuentes, a veces tan seguido como cada 1-3 meses.

3. Embarazo y diabetes gestacional: Las mujeres embarazadas con diabetes preexistente o diabetes gestacional deben someterse a un examen ocular completo durante el primer trimestre del embarazo y un seguimiento cercano durante todo el embarazo. Esto se debe a que el embarazo puede empeorar la retinopatía existente o aumentar el riesgo de desarrollar nueva retinopatía.

Es importante tener en cuenta que estas son pautas generales y la frecuencia de los exámenes oculares puede ajustarse según las circunstancias específicas de cada individuo. Los exámenes oculares regulares son fundamentales para la detección temprana y el tratamiento oportuno de la retinopatía diabética, lo que ayuda a prevenir o minimizar la pérdida irreversible de visión.

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